SERIE DE DIDO Y ENEAS

 

Desde la Edad Media son numerosas las tapicerías inspiradas en episodios de la Edad Antigua y de la mitología. Los cartones de la serie de “La historia de Dido y Eneas” se basan en la Eneida.

La serie de esta temática conservada en la Catedral de Toledo consta de siete paños que son:

            1 Venus y Eneas.

            2 Eneas ante Dido.

            3 El banquete.

            4 Dido y Ana.

            5 Juno y Venus en las nubes.

            6 Mercurio y Eneas.

            7 Muerte de Dido.

De ellos, los tapices 1, 2 y 4 están depositados en el Museo de Santa Cruz de Toledo, y los otros se cuelgan en la procesión del Corpus. No se conoce quién es el autor de los cartones aunque se atribuyen a Jordaens. Los tapices llevan la marca del tapicero Jean Raet, también llamado Rat o Raedt, tapicero de gran habilidad, activo en el siglo XVII.

 

Los paños van perfilados por un orillo azul con una franja central crema en el exterior y en el interior por una moldura. Las cenefas superior e inferior consisten en guirnaldas de flores y frutos entrelazadas con una cinta y por encima dos caras de animales con alas. En el centro se interrumpen por una cartela con paisaje. Las cenefas laterales llevan una basa decorada con cabezas de animal y guirnalda sobre la que se asienta una peana y sobre ésta un niño cobijado en un nicho con una brazada de flores y frutos. Sobre el nicho, ramo de flores y frutas: peras, uvas y manzanas.

 

EL BANQUETE

El episodio representado en este tapiz se relata en el libro primero de la Eneida y es continuación de la escena que figura en el tapiz anterior, en el que se narra el encuentro entre Dido y Eneas.


Después de escuchar las palabras de Eneas, la reina Dido le conduce a su palacio, “se decora el interior del palacio, con todo el esplendor real, y en el centro se prepara el banquete”. En una estancia ricamente decorada con suntuosos cortinajes y lámparas se dispone la mesa para el banquete, cubierta por un mantel sobre el que reposan una copa de metal y un cuenco. A ambos lados, se sientan Dido y Eneas, éste en un rico trono de madera dorada y Dido frente a él. Eneas envía a buscar a su hijo y le manda llevar ricos presentes y trofeos de la destruida Troya, y ofrecérselos a la reina, momento que se recoge en el tapiz. Varios servidores les atienden.

Cupido, que por voluntad de Venus había adoptado la figura de Ascanio, hijo de Eneas, para inflamar de amor el corazón de la reina, se presenta ante ésta para entregarle los mencionados regalos. En primer plano, sobre el suelo, se sitúan una cesta conteniendo varios recipientes, botellas y jarros, a la izquierda y a la derecha dos vasijas metálicas, indicando los presentes ofrecidos por Eneas a la reina Dido.


JUNO Y VENUS EN LAS NUBES

En este tapiz se relata el encuentro de las diosas Juno y Venus, referido en el libro cuarto de la Eneida. Juno propone a Venus poner fin a la rivalidad que existía entre ellas, uniendo los destinos de Dido y Eneas mediante el matrimonio de ambos y que exista una ciudad formada por tirios y fugitivos de Troya.


La escena se desarrolla entre nubes azuladas en la zona inferior y sobre fondo de cielo nuboso. Situadas de perfil, las dos diosas se enfrentan. A la derecha, en pie, se yergue Juno, acompañada por su símbolo, el pavo real. Parece hablar, mientras extiende hacia adelante una de sus manos y apoya la otra en su cadera. A la izquierda, Venus sentada sobre el borde de un lujoso carro dorado, escucha en actitud meditativa. A su lado, Cupido, con las piernas cruzadas en actitud indolente, con un manto azul tras el que asoman sus alas; porta en una de sus manos un arco.

 

MERCURIO Y ENEAS

El episodio representado en este paño se refiere en el libro IV de la Eneida. En él Júpiter envía a Mercurio de mensajero ante Eneas para que hable con él y le lleve su mensaje: que no se detenga en un país enemigo y prosiga su camino hacia Italia. Éste encuentra a Eneas levantando murallas y edificando casas.


La escena se desarrolla ante la columnata por la que se accedería a un edificio situado a la derecha del tapiz, ante la cual se sitúa Eneas, de perfil, apoyado en un bastón, revestido con coraza y el manto que le regaló la reina Dido. Parece escuchar las palabras que le dirige Mercurio, quien, como se lee en la Eneida, calza sandalias de oro, las que con sus alas, rápidas como el viento, le llevan por encima de las aguas y de la tierra. Porta en sus manos “la vara, con la que da y quita el sueño y vuelve a abrir los ojos cerrados por la muerte”. Se apoya en la punta de uno de sus pies, y extiende su brazo libre hacia adelante transmitiendo su mensaje a Eneas: “te has olvidado de tu reino y de tus destinos. El mismo rey de los dioses me envía desde el luminoso Olimpo”. Al fondo a la izquierda en la lejanía se divisan las naves de la flota de Eneas.

 

MUERTE DE DIDO

En este tapiz se relata el pasaje del libro cuarto de la Eneida, en el que Dido, tras la noticia de la partida de Eneas, aterrorizada por su destino, invoca la muerte y ve, cuando pone sus ofrendas sobre los altares, que “el agua sagrada se torna negra y que el vino se convierte en sangre siniestra.”


Dido, vencida por el dolor se encoleriza por el abandono de Eneas, decide morir y ordena a su hermana Ana que levante en el interior del palacio una pira y coloque en ella las armas de Eneas que éste dejó colgadas en el aposento, todas sus prendas y el lecho conyugal. Cuando la reina Dido observa que se aleja la flota de Eneas penetra en el interior del palacio, sube furibunda los escalones de la pira y desenvaina la espada del troyano. Situada en el centro del tapiz en pie, con uno de sus brazos levantado, empuña la espada y con el otro derrama el contenido de una jarra sobre el suelo. En la zona izquierda del tapiz, sobre una mesa se ve el lecho, sobre él reposan la armadura y los objetos de Eneas. Bajo la mesa se amontonan los troncos de la hoguera de la que se elevan las llamas y una enorme humareda invade toda la estancia de la que sólo se aprecia una columna, en el lado derecho del tapiz.